EL CELULAR EN LA ESCUELA
(Entrada de Nueva Tecnología
al Ámbito Escolar)
El
celular es todo un símbolo de esta época, objeto está en todos lados, públicos
y privados. Y en el caso de los adolescentes, estamos frente a la propia
extensión de la mano, más precisamente del pulgar. Síntesis
portátil de la cultura audiovisual que marca un nuevo latido en
la sociedad, que conjuga velocidad y comunicación, musicaliza encuentros en
cualquier rincón.
Podríamos identificar diversas
situaciones que el celular provoca en la vida cotidiana de las escuelas. Suele
concentrar mucha energía el control de este aparato, en especial dentro del
aula y en hora de clases. Y los modos de resolverlo son disímiles. Lo más
frecuente es la prohibición aunque bien sabemos que eso a veces aumenta la
tentación por navegar, la trampa y la transgresión. Podríamos suponer que las
diferentes y creativas regulaciones están en sintonía con la diversidad de
culturas institucionales, con la forma de organizar la vida en cada escuela y
en sus aulas. El amplio espectro de acciones va desde la sanción como única
respuesta, canastos que ofician de estacionamiento para celulares (por horas,
de media estadía o completa), aunque también el celular como recurso didáctico,
con aplicaciones o programas para optimizar la enseñanza en el aula.
A veces solemos confundirnos y caemos presas de una
especie de celu-centrismo, que
concentra en este aparato el centro del problema eludiendo lo que parece
importante discernir. Sabiendo de la complejidad que significa sostener una
clase con adolescentes en esta época es más que necesario regular el uso del
celular acordando pautas que se ajusten a cada contexto, siempre sujetas a
renegociaciones futuras. Pero también hay una oportunidad, y es la posibilidad
de ver al celular como acceso, a nuevos sujetos sociales en la escuela (la
situación relatada daría cuenta de ello), a otras portaciones culturales, a
nuevos recursos para la enseñanza y el aprendizaje, entre muchos otros.
El celular, las computadoras, y
ni que hablar las notebooks alteran de manera importante el paisaje
cotidiano de las escuelas. Es probable que algo de ello haya ocurrido con la
calculadora en su momento, aunque sería más apropiado compararlo con el impacto
y revolución que produjo el libro cuando entró en la escuela. Se trata de tecnologías que interpelan y perturban los
cimientos sobre los que se construyen las relaciones pedagógicas en las
escuelas.
¿Escolarizar al celular?
En la
historia del sistema educativo hemos sido testigos de una tendencia
dominante a escolarizar algunas prácticas u objetos que por fuera de la escuela
funcionan de otra manera. Probablemente aquella fuerza
conservadora de la gramática escolar junto a ciertos modos de clasificar y
ordenar, propios de la cultura escolar, constituyan dispositivos de
encorsetamiento.
El
ingreso de las computadoras en la escuela nos ayuda a ejemplificar esta
disputa. En muchos casos, pasan a formar parte de lo que se denomina
laboratorio de informática, pero se parecen mucho menos a un ámbito para
explorar y ensayar un nuevo área de conocimiento, que a esos museos del se mira y no
se toca cuando no del quien tiene la llave para entrar…
En
algunas artes marciales, y el judo es el caso que quiero destacar, es clave aprovechar
la fuerza física del otro. De esa habilidad técnica depende gran
parte de la eficacia del luchador.
En una
escena de la película “Entre los Muros” (Francia, 2009) el profesor que
protagoniza el filme, durante una clase les propone a sus alumnos que realicen
sus autorretratos y como la materia es Lengua y Literatura les propone una
narración individual. Uno de los alumnos, Souleymane, que siempre se ubica en
el fondo del aula, se resiste a ser parte de las actividades de clase y una vez
más desafía al docente, decide no participar de dicho ejercicio. La
clase siguiente observamos al profesor en la puerta del aula mientras
los alumnos van ingresando. Como cada vez, mientras los saluda, señala algunas
pautas (quitarse los gorros, etc.), y advertimos que es testigo de ciertos
detalles de un intercambio entre Souleymane y algunos compañeros, en torno a
fotografías que este alumno muestra de su celular. En un momento de la
clase recuperando esa escena se acerca a conversar con Souleymane,
advierte su interés por estas fotos, le propone usarlas. Conecta el celular a
una PC y frente a la sorpresa del alumno le pide que allí comience su
autorretrato, imprime las fotos y las comparte con el resto de los compañeros,
felicitando a Souleymane. Aliento que descoloca a un alumno habituado a
reprimendas. El profesor aprovechó el celular y esas fotos como un puente,
una posibilidad de encuentro con este alumno, para dar visibilidad a su
autorretrato, para ofrecerle otra forma de aprender, para torcer lo que
parece condicionado de antemano, más allá de los resultados que podrá
obtener con esta estrategia.
¿Crees que el celular es un recurso útil en el aula?
Siempre y cuando se tenga dominio de la actividad que se está realizando, ya que muchas veces desorientan al estudiante en el seguimiento del tema que se está tratando. entonces va a depender de la asignatura y del tema que se esté impartiendo.
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